"Oro y brillantes" para Nadal
Que Rafa Nadal es una de mis debilidades es público y notorio. Los que me conocen desde siempre y los que me seguís hace tiempo, me teneis bien tomada la medida y os habeis extrañado de no leer nada sobre él, aprovechando el Madrid Open. Era cuestión de días que escribiera sobre su nueva hazaña."Las finales no se juegan se ganan", dijo después de la semifinal. Y éso es lo que ha hecho, consiguiendo -a sus 26 años- su victoria nº 40 en una final en tierra batida. Un triunfo más es la disculpa perfecta para tenerle, de nuevo, como protagonista de mis devaríos. El tercer trofeo de "oro y brillantes" ya es suyo..
- El mar,su otra pasión ( | Foto: Brian Hallett
Nadal golpea de revés ante Ferrer | Foto: EFE
Estareis hartos de oirme decir que es una “droga” que me gusta consumir con toda la frecuencia que me dejan sus torneos “por lo largo y ancho del mundo”, porque -sin pretenderlo- me hace crecer como persona ,me anima a ser más fuerte, a superarme en los momentos delicados. Verle jugar es un chute de vitalidad. Comprobar que, al igual que los toros bravos se crece ante la adversidad, es una lección de vida.
Nadal, en Montecarlo | Foto: EFE
Siempre digo que este chico es un ejemplo de superación en época de crisis. La suya ni ha sido ni es económica, pero sí lo fue afectiva y de bajón personal hace un tiempo y física, hace unos meses. Inasequible al desaliento, el manacorí se refugió en su familia, en su discreta relación sentimental y dedicó a trabajar esas rodillas, que le habían apartado de las pistas de tenis. Tras siete duros meses de vida absolutamente monacal, dedicada “en cuerpo y alma” a su rehabilitación, Nadal -cual Ave Fenix – resurgió de sus cenizas y volvió a ser el de siempre, el luchador, el grande, el número 1…aunque no sea ya ese el lugar que ocupa en el ranking.
Celebración en el Master Series Mutua Madrid Open | Foto: EFE
No tengo la menor duda de que Nadal es un héroe de nuestro tiempo. Mucho empeño tendrá que poner el destino para que haya otro como él. Su espíritu de superación debería enseñarse en los colegios como ejemplo de vida. Con tan sólo cuatro años cogió, por primera vez, una raqueta entre sus manos. En un tiempo record ganó su primer torneo y, cuando le preguntaron al final del partido cómo sentía, con la madurez de un adulto respondió que “muy feliz, pero no me debo creer especial ni diferente porque sólo he ganado mi primer torneo”. Ni en sus mejores sueños imaginó que, años más tarde, haría historia ni de la manera que se ha producido.
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